jueves, 15 de octubre de 2009

Carta argumentativa Nº 3

Puerto Madryn, 27 de Marzo de 2000

Sr. Ignacio Caravajal:

Recibí su carta, lamentablemente, con mucha demora, y es por eso que recién ahora puedo contestarle. Además, llegaron a mi conocimiento ciertas noticias muy alarmantes sobre su proyecto de “urbanización”. Según tengo entendido, además del moderno shopping, ud. tiene planeado iniciar la construcción de una enorme playa de estacionamiento, y un hotel, en la zona donde actualmente se encuentra el centro recreativo comunal de Madryn. Esto hace aún más urgente mi respuesta, mi necesidad de que ud. entienda lo que estos lugares representan para la población de Puerto Madryn.

En su carta ud. repite mucho la palabra “progreso”. Se han realizado muchas aberraciones en nombre del progreso en nuestra historia. Salvando las distancias, ¿no se realizó el genocidio llevado adelante por Hitler en nombre del progreso de la raza aria y de la Nación Alemana? ¿No se han derrumbado edificios históricos e irrecuperables para construir grandes rascacielos, fríos y ascéticos en nombre del progreso?

Ud. habla de que una persona como yo debería ser menos egoísta y no negar a mi pueblo la posibilidad de avanzar. Pero, señor Caravajal, ¿Se ha preguntado qué es realmente lo que usted llama progreso? Dejando de lado el faro – del que ya le he hablado mucho -, en el centro comunal se encuentran semanalmente cientos de habitantes de nuestro pueblo, a realizar actividades recreativas, o simplemente a charlar y pasar un rato de distensión. La escuela de patín de Madryn funciona allí todos los sábados, al igual que otras varias decenas de talleres y cursos, que han sido asignados a este centro porque no cuentan con los recursos suficientes como para mantener sus propias instalaciones. En este espacio confluyen varias generaciones, herederas de la tradición de nuestro pueblo, que ven a este centro como su punto de reunión y descanso. Le repito la pregunta, Ignacio ¿Qué significa el progreso? ¿Para qué buscamos progresar? El progreso se refiere, después de todo, a la vida de la gente. A la vida suya, y la mía, y la de los habitantes de este lugar. A los habitantes de este lugar, que verán destruido, dentro de pocos meses, el centro que tanto aman. Por eso adjunto, en la siguiente página, las 3.000 firmas requeridas para frenar el proyecto, al menos por el próximo semestre. Espero reflexione sobre los hechos que le he planteado, y vea reflejada en la planilla de firmas la voluntad de un pueblo que no está dispuesto a bajar los brazos, a resignarse ante el enorme monstruo capitalista, que bajo el lema del progreso pretende arrasar todo lo que encuentra a su paso, para único beneficio de unos pocos, y perjuicio de otros muchos.

Atte.

Osvaldo Gutiérrez.